El Fiscal pide 11 años de cárcel para un matrimonio polígamo que torturaba a uno de los hijos de él, menor de edad, pegándole con el cable de un televisor. El niño tiene cicatrices por todo el cuerpo.
Según el escrito, Amadou D. y Mariama B.D., ambos de Guinea, conducían al niño a su habitación y le golpeaban con el cable en brazos, piernas, barriga y espalda, provocándole lesiones y sin recibir asistencia médica.
Los golpes se repetían constantemente por cualquier motivo, como por ver la televisión, no rezar el Corán, por oír llorar a la hija menor del matrimonio y por jugar al fútbol.
Además, hasta julio de 2008, los acusados obligaban al menor a orinar sentado y cada vez que lo veían hacerlo de pie, le pegaban con el cable en las piernas. A consecuencia de todas estas lesiones, el menor tiene numerosas cicatrices lineales por todo el cuerpo.
El 26 de julio de 2008, la mujer vio orinar al niño de pie, avisó a su marido y éste se fue a calentar la hoja de un cuchillo. Cuando estuvo caliente, lo colocó sobre las piernas del menor, diciéndole que no lo volviera a hacer. El niño sufrió quemaduras y tuvo que ser atendido por un médico.
El fiscal pide 11 años de cárcel por un delito de torturas en concurso con un delito de maltrato, un delito de lesiones agravadas por deformidad y uno de maltrato habitual. Además pide que se tenga en cuenta la agravante de parentesco.
Isidro Sacristán, que convivió durante catorce años con la mujer degollada hoy presuntamente por su compañero en Sevilla, avisó a la Policía cuando se cruzó con el presunto agresor, quien le hizo un gesto con el dedo imitando un corte en el cuello, según ha relatado a los periodistas.
La ex pareja de la víctima se encontraba en un bar situado en la esquina de la calle Luis Cadarso de Sevilla, próximo al número 15, donde convivían la víctima y su presunto agresor, cuando se cruzó con Issam, un marroquí de 37 años, que le hizo un gesto llevándose un dedo al cuello que Isidro Sacristán interpretó como una amenaza.
Este gesto le hizo sospechar y avisó a la policía, que contactó con un ciudadano marroquí que también compartía la vivienda de la víctima, situada en el primer piso, y les franqueó la entrada. En el interior del domicilio encontraron a Carmen, de 39 años, degollada y en un charco de sangre, por lo que se montó un dispositivo para intentar localizar a su presunto agresor, que, según la fuente, maltrataba continuamente a la víctima, aunque ella nunca llegó a completar los trámites para denunciarle.
Isidro Sacristán había acudido a la zona para hablar con su ex pareja, quien le había relatado en numerosas ocasiones que estaba harta de que su compañero no trabajaba y de que le pegara, pero que no quería dejarlo porque lo había recogido de la calle. El presunto agresor, que se dio a la fuga tras los hechos, que se produjeron sobre las 20,00 horas, no había sido localizado dos horas después, según han indicado a Efe fuentes policiales.
Antecedentes de violencia
La mujer había recibido una puñalada en el vientre el pasado septiembre por parte del mismo presunto agresor, pero no lo denunció, ha declarado a los periodistas Isidro Sacristán. Sacristán, que convivió durante catorce años con la mujer, dijo que el presunto asesino, Issam, un marroquí de 37 años, le propinó una puñalada en el vientre cuando ésta fue a visitarle al bar donde trabajaba y durante una discusión, por lo que fue detenido por la policía. La falta de denuncia provocó que el agresor fuera puesto en libertad, según Sacristán.