¿Se preguntaban ustedes cómo era posible que los inmigrantes sacaran de España más de 1.800 millones de euros durante 2011 si más de 5 millones de ellos no trabajaban? Aquí está parte de la respuesta.
Antigüedades, juguetes de otras épocas, muebles, reliquias… y berberechos, champú, gel, atún y un sinfín de productos higiénicos y primera necesidad se venden en mercadillos y rastros. Estos últimos productos proceden de los hurtos y robos que se realizan en tiendas de barrios, precisamente las más afectadas por el mercado parásito chino. Comida que se vende de manera ilegal en mercadillos, cerca de los puestos de vendedores ambulantes que poseen licencia para vender.Lo curioso es que estos vendedores ilegales se pasan la mañana haciendo viajes, en un trasiego constante desde las furgonetas donde tienen un pequeño almacén de los productos que han robado hasta el lugar donde los venden, siempre de manera discreta, acercándose a la gente y ofreciéndoles con cierta discreción los productos robados. Es la imagen habitual que usted podrá ver en cualquier punto de España
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