Unos 300 musulmanes, que protestaban contra un vídeo “blasfemo”, se enfrentaron violentamente con la policía de Sidney el domingo. Entre los manifestantes se encontraban niños que portaban pancartas en las que se leía: “Decapitad a todos aquellos que ofenden al Profeta”. En Nigeria, los niños del islam muestran su rechazo al mismo vídeo crucificando a un gato.
Unos niños nigerianos musulmanes han manifestado su cólera contra los blasfemos crucificando a un gato, lo que indica que la degradación moral del musulmán comienza a una edad muy temprana. Se dirá que el hecho ha tenido lugar en una aldea del África profunda y que no se debe exagerar una ocurrencia gamberril propia de niños… sin embargo, el acto tiene una profunda carga simbólica en un país donde miles de cristianos han sido asesinados a machetazos o quemados vivos. En Nigeria, los menores de edad aprenden de memoria el Corán y juran venganza contra los infieles que injurian a Mahoma; en Palestina, las niñas, con total normalidad, juegan con sus “muñecas mártires” teñidas con pintura roja que han sido “asesinadas por soldados israelíes”, pero muchos creen, erróneamente, que en Occidente este tipo de corrupción islámica de menores no se produce.
El pasado domingo centenares de mahometanos enfurecidos por un vídeo se manifestaron airados frente al Ayuntamiento de Sidney y el Consulado de EE.UU. Y cargaron contra la policía al grito de “¡Alá es grande!”, porque el “Profeta” había sido ofendido en Estados Unidos. Y los creyentes, a mayor gloria de Alá, llevaron al acto reivindicativo a sus vástagos, para que exhibieran pancartas en las que se leía una siniestra petición: “Que sean decapitados todos aquéllos que insultan al Profeta”. Y no pocos australianos se estarán preguntando qué medidas adoptarán los políticos en defensa de unos menores adoctrinados en el fanatismo y el delito.
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