3. En cualquier caso, se considera discriminatoria toda orden de discriminar, directa o indirectamente, por razón de sexo.
Bien amigos, aquí tenéis parte de la extensa legislación española, sin contar la europea o internacional, en que la igualdad entre hombres y mujeres es un derecho fundamental, que no un fundamentalismo, como ya veremos a continuación.
En el año 2011, concretamente el 3 de marzo, se inauguró por parte de Juan José Imbroda, presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, una ludoteca en el barrio de La Cañada, en la calle Hércules, muy cercana a una asociación llamada ‘La Cañada’, cuyo presidente, señor Abdelkrim, practica una ortodoxia religiosa que deja mucho que desear en cuanto a derechos fundamentales(Salafismo) y que se jacta de ser amigo de Imbroda.
Esto no dejaría de ser parte de la mal libertad que el Estado español reconoce a los que vivimos en este país si no fuera porque las presuntas influencias de este señor sirvieron para que los cursos de integración pagados con dinero público y dados en dichas instalaciones de la Ciudad Autónoma se rigieran por un principio, no sé si llamarlo religioso o no, que vulnera la libertad y los derechos fundamentales de España.
En esa ludoteca, pagada con dinero de la Ciudad Autónoma, existe una segregación por motivos de sexo. Y esa situación se da desde aquellas fechas, sin que el órgano supervisor de la Dirección General de Servicios Sociales de la Ciudad haya dicho absolutamente nada acerca del por qué los hombres no reciben el curso de “Educación y Familia para la formación e integración de padres y madres”. Esta fue una exigencia del salafista antes citado a la ONG que regenta la ludoteca Hércules, al señalar que no se podía admitir que hombres y mujeres recibieran el curso juntos en el mismo aula.
Por cierto, que en el resto de ludotecas de los barrios musulmanes, de las que ya hablaremos, los hombres reciben la formación junto a los que deriva la ludoteca de la calle “Hércules”. Un saludo desde Melilla a los lectores de Alerta Digital, la voz de los sin voz.
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