Las detenciones de los ocho jóvenes se produjeron el miércoles por la tarde, en sus domicilios de la Urbanización La Paz, en el municipio grancanario de Agüimes. Todos ellos fueron denunciados por, supuestamente, haber agredido a un grupo de magrebíes del Centro de Acogida de Menores Extranjeros de Arinaga, en una pelea que enfrentó a ambos grupos el domingo y por la que la Fiscalía de Menores ya ha imputado a tres chicos del citado centro, por un delito de participación en riña tumultuaria y daños.
Desde primera hora de la mañana de ayer, y tras pasar la noche en los calabazos del cuartel de la Guardia Civil en Arguineguín, los ocho jóvenes fueron prestando declaración ante el juez de guardia de Telde y, uno a uno, fueron saliendo en libertad para recibir el abrazo de los familiares y amigos, que les esperaban en el exterior.
Eduardo M.M. apareció por la puerta diciendo: «¡Que echen a los moros de allí! Es una injusticia lo que nos han hecho. Detenernos sin ninguna prueba, porque vale más lo que dicen los de fuera que los de aquí. Y yo ni siquiera estaba en la pelea».
«¡Fueron los moros. No fuimos nosotros!», eran las palabras de J.M.S., que sólo pidió un cigarro al cruzar la puerta de los juzgados.
C.P. salió muy enfadado. Se paró un momento para besar a su novia, se quitó la camiseta y se perdió a paso ligero calle abajo, visiblemente crispado. Poco después regresó mucho más calmado. «Me he comido un marrón en el que no tengo nada que ver. Denuncian que yo actué con piedras y palos y ni siquiera estaba allí. Hace un año sí me peleé con un magrebí,. Tuvimos un juicio y yo lo gané. Pero esta vez ni siquiera participé en esa riña».
Los supuestos cabecillas del grupo de vecinos, siempre según la denuncia, fueron D.R.T. y un joven llamado Aridane y apodado El Chino.
D.R.T. contó tras quedar libre que «fueron a detenerlo y no estaba en su casa, y me entregué esa noche para evitar problemas. Cuando se estaba produciendo la pelea, yo estaba con mi hijo de 16 meses y mi mujer camino de un médico particular. Y me han señalado a mí como uno de los cabecillas. Lo raro es que los moros que han declarado dicen que los que les atacaron iban encapuchados y, si fue así, ¿como pueden saber que uno era yo si no s eme veía la cara?».
Por su parte, Aridane rechazó también todos las acusaciones, y aseguró que pudo haber sido el que saliera peor parado de todo el grupo. «Me iban a meter en prisión, pero no lo han hecho, porque no tengo antecedentes, pero debo venir al juzgado todos los miércoles».
Los otros tres detenidos no quisieron hacer declaraciones al quedar en libertad. Estaban calmados, pero el trago había sido demasiado duro.
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