En Santa Coloma de Gramanet, una de esas ciudades del llamado “Cinturón Rojo” de Barcelona, tuvo lugar un concurrido encuentro multicultural el pasado 10 de abril al que asistieron, además de 40 imanes, Noureddine Ziane, representante de la Unión de Centros Islámicos de Cataluña y Ángel Colom, jerifalte de la Fundación Nuevos Catalanes … es decir, el albañal de los musulmanes afiliados a Convergencia.
Ángel Colom, violento facineroso de la extinta “Crida”, declaró al finalizar la reunión que: “facilitaremos la concesión de licencias para edificar una gran mezquita en Barcelona, para luchar y aislar a los movimientos fundamentalistas que se propagan en los pequeños oratorios”.Colom y los imanes, durante el estrafalario “aplec”, dialogaron de manera cordial y distendida sobre diversas cuestiones que afectan a los musulmanes catalanes, como el repugnante sacrificio halal, la constitución del futuro Consejo Catalán de Culto Musulmán y la formación de imanes. Respecto a ésta última e interesante cuestión, Colom, “responsable” de la política de inmigración de Convergencia, destacó que se impartirá en octubre un cursillo de formación para imanes, cuyas directrices fundamentales, sorprendentemente, serán: catalán, nación e islam moderno.
Terminó el pintoresco evento sin una sardana ni un mal “castellet” ; los imanes, enturbatados y sonrientes, juraron por sus chilabas que aprenderían catalán. Sin embargo, algunos, entre dientes, hicieron mordientes comentarios sobre la condición sexual de Colom; otros, sofocando con esfuerzo las carcajadas, declaraban que el islam moderno se lo iban a pasar por el pescuezo…
Mas y los Pujol, muy conocidos en la región por sus delictuosos “porcientos” o mordidas, tendrán que buscar con gran esfuerzo un lugar adecuado para erigir la gran mezquita de Barcelona. Y es que no hay barrio ni población donde los nativos gocen viendo un centro de culto agareno cerca de sus hogares, con sus minaretes, sus almuédanos llamando a la oración a las seis de la mañana y multitudes de barbudos colapsando las calles. Colom quiere ser el brazo derecho del multiculturalismo, pero terminará como el brazo izquierdo de Cervantes después de Lepanto.
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