El Ejecutivo ha declarado la guerra a las bodas de conveniencia y a los “falsos estudiantes”, después de que un informe destapara que por cada 100 extracomunitarios que llegan al Reino Unido desaparecen 23 puestos de trabajo ocupados por británicos.
El Gobierno británico quiere que entren en el país solamente los inmigrantes trabajadores y estudiantes cualificados que “pueden aumentar la calidad de vida” en el Reino Unido y que disponen de una sólida renta anual.El ministro Damian Green ha afirmado que su país tiene que atraer a profesionales que aporten un valor añadido al país, así como jóvenes que han empezado actividades empresariales durante sus estudios universitarios en el Reino Unido y quieren quedarse para desarrollar sus ideas.
Así, el ministro Green ha anunciado que los candidatos a instalarse en el país tendrán que disponer de una renta superior a las 31.000 libras anuales, unos 37.000 euros.
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