Son horas muy oscuras para la familia de Johan David, el
pequeño de tres años que al parecer fue arrojado a un contenedor por dos
amigas de su madre en Valencia. Pero también para las decenas de
policías, bomberos, operarios y guías caninos que buscan el cuerpo del
niño entre unas 4.000 toneladas de basura del vertedero de Dos Aguas.
A la segunda jornada de rastreo se sumaron ayer perros
especializados en detección de cadáveres llegados desde Madrid y dos
grúas que retiran los bloques prensados de basura apilada para
diseminarlos en superficie plana en busca del cadáver. Según explicaron
fuentes de la Entidad Metropolitana para el Tratamiento de Residuos
(EMTRE), el vertedero recibe cada día unas 1.000 toneladas de basura.
Según la confesión de una de las detenidas, el niño murió
accidentalmente el lunes y lo arrojaron a un contenedor de Valencia.
Los desperdicios pasan primero por la planta de Quart de Poblet, con lo
que los técnicos calculan que debieron llegar a Dos Aguas el miércoles.
Con estas aproximaciones y en función de la información policial, los
encargados del rastreo están intentando afinar la búsqueda en aquellos
montones de basura trasladados desde ese día.
Los trabajos comenzaron a las nueve de la mañana y al
cierre de esta edición se habían supervisado algo más de 200 toneladas
de residuos. Las labores se desarrollaron en medio de altas
temperaturas, lo que aún hizo más ardua la búsqueda, que continuará hoy.
Las dos mujeres detenidas por la desaparición de Johan
David son Vanesa R. V. y Pura Ángela M. S., de entre 20 y 25 años.
«Lohammy, la madre del niño, confiaba plenamente en ellas y por eso les
dejó al nene cuando se marchó a Francia hace cinco meses por motivo de
trabajo», explicaron sus familiares.
«Siempre se portaron bien»
De acuerdo con su testimonio, «ellas siempre se habían
portado bien y es increíble lo que ha ocurrido». De hecho, una de las
sospechosas, Vanesa, era amiga de la madre desde la infancia. «Se
conocían desde niñas, pues habían vivido en el mismo barrio en la ciudad
boliviana de Santa Cruz», añadieron.
Según Laura, cuñada de Lohammy, «pese a estar en Francia,
la madre se comunicaba con su hijo muy habitualmente». Vanesa y Pura,
unidas por una íntima amistad, vivieron ese tiempo junto al menor en la
casa de una anciana de Valencia de 90 años a la que cuidaban por su
avanzada edad y problemas de movilidad. Pura llevaba más de una década
en esta labor, a la que después se sumó Vanesa.
Lohammy regresó a Valencia a principios de esta semana
preocupada por la extraña desaparición que sus amigas le comunicaron por
teléfono. Dijeron que Johan David había sido secuestrado durante un
paseo en la calle por unas personas que se hicieron pasar por policías,
detalle con semejanzas al argumento del José Bretón caso al
rompecabezas de los niños de Córdoba.
Las tres jóvenes bolivianas llenaron el barrio de Patrix y
Tres Forques con carteles en busca del pequeño hasta que, interrogadas
por la policía, una de las sospechosas confesó haberlo arrojado a un
contenedor tras una caída accidental en la casa. Fue entonces cuando
fueron detenidas. Caridad, la anciana con la que convivían Vanesa y
Pura, se ha marchado a la casa de su hijo para huir de todo el revuelo.
Su único hijo
Lohammy Castro nació hace 23 años y Johan David era su
único hijo. El padre del niño se quedó en Colombia tras una ruptura con
la joven y ella lo crío con cariño al tiempo que se labraba un futuro
laboral en Europa. La boliviana recibía el apoyo de varios familiares
residentes en España, entre ellos sus hermanos. El pasado mes de mayo
celebraron con alegría el cumpleaños del pequeño y todos se volcaron
desde el martes en las redes sociales tras su extraña desaparición.
Aunque es el Juzgado de Instruccción 15 el encargado de
investigar el caso, las dos sospechosas fueron puestas ayer a
disposición del 17, que estaba de guardia. Sobre las cuatro de la tarde
salieron del cuartel de Zapadores con rumbo a la Ciudad de la Justicia
pero su declaración comenzó sobre las ocho y media de la tarde. Al
cierre de esta edición, todavía no se conocía la decisión del juez.
La localización del niño es clave para confirmar la
teoría del accidente mortal del menor y para poder concretar el delito
que finalmente les imputen. Sin cadáver todo son hipótesis policiales
basadas en la confesión. Y es que, según la versión de una de las
sospechosas, el niño se dio un golpe en la cabeza por una caída
accidental. Después, dijeron, lo lavaron, lo cambiaron de ropa y lo
arrojaron a un contenedor.
Sin embargo, hasta que la policía no encuentre el cuerpo
es imposible confirmar estas afirmaciones a ciencia cierta. Haría falta
realizar una autopsia que certificara la causa de la muerte y, a partir
de ahí, confirmar si las lesiones cuadran con un accidente. Por el
momento Johan David sigue estando técnicamente desaparecido. La Policía
Nacional podría investigar otras hipótesis en el caso de que el cuerpo
del pequeño no aparezca finalmente en el vertedero de Dos Aguas.
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