Así se parasita en Francia: Una subsahariana se jacta de malgastar el dinero que recibe en concepto de ayuda social
Es un ejemplo significativo de cómo el parasitismo se ha incrustado en la piel de la vieja Europa. Las imágenes ponen al descubierto el grave peligro que se cierne sobre una Europa incapaz de reencontrarse consigo misma desde 1945. Las imágenes nos revelan que muchos extranjeros residentes en Europa no tienen voluntad alguna de integrarse en el mercado laboral. ¿Para qué trabajar si disponen de los recursos públicos que tanto trabajo y esfuerzo costaron a tantas generaciones de europeos autóctonos?
Las imágenes nos descubren el resultado perverso de las políticas asistenciales, el reparto ilimitado de ayudas económicas y la consolidación de la cultura del subsidio. ¿Qué futuro le espera a Europa si millones de sus moradores basan su existencia en la percepción de ayudas sin aportar nada a cambio? Ofrecemos un elocuente video que describe la situación que vive Francia. En ellas una inmigrante de origen subsahariano, de nombre Kadidiatouse, se jacta entre risas de malgastar el dinero de las ayudas sociales en artículos de lujo y expresa su convencimiento de que el grifo de las subvenciones se mantendrá abierto. Así dilapida Francia su ya mermado patrimonio económico: (Ver video)
Kadidiatou siguió una formación remunerada en un hospital de Francia y no se presentó al examen final para conseguir el diploma.
“En toda la semana no he hecho más que estar acostada en casa para descansar y tomar mis medicinas. Yo me tumbo aquí y me quedo con mis niños en el cuarto de estar”.
Ahora ya sabe por qué esta tan cansada.
“Me quedé embarazada accidentalmente y yo prefiero tener cuidado… Bueno, yo decido, ¿no?”.
Kadidiatou ha dejado colgada su formación, pero al menos ha realizado parte de su sueño. Ahora, ella puede recibir a quien quiera… Y gastar su dinero como quiera. Sobre todo para complacer a sus hijos. Problema: se lo ha pulido todo.
“Esta es la mesa que compré para comer, y he comprado una tele grande porque los nios querían una tele muy grande. Compré un sofá con una mesita de salón. ¡Tu tienes derecho de derrochar tu dinero como quieras! Salvo que no está bien (ríe). No está bien derrochar pero una está en su derecho de derrochar como quiera sin que nadie esté ahí para vigilarle, para mandarle nada. Estoy alucinada, me siento como si me diesen alas. Es como un sueño de niño. Yo hago todo lo que quiero porque es mi dinero, no el dinero de otro”.
-¿Y cómo hará para pagar el alquiler?
“Por suerte tengo las asistentes sociales y hay ayudas y hay de todos en todas partes, así que… aunque no sea Kadidiatou quien pague, lo que haga falta será pagado, así que yo tranquila”.
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