BD.- Dedicado a los que arman y apoyan financiera y políticamente a los yihadistas en Siria, quienes se reconocerán sin necesidad de ponerle nombres ni apellidos. Jabhat Al-Nusra y el Ejército Libre Siro (FSA en sus siglas en inglés) decapitan a un obispo y a un joven cristiano en Edlib (Siria). Esta es la revolución sectaria en Siria: decapitación y asesinatos sádicos. (Ver video)
Según otras fuentes, estas imágenes corresponderían al degollamiento y decapitación del Padre Mourad y dos discípulos por los yihadistas sirios al grito de “!Allah Aklbar!”. En todo caso, esta es la prueba de la barbarie que llevan como bandera los islamistas que luchan en Siria con el respaldo de Occidente para instaurar un régimen basado en la sharia y la dominación y en el exterminio de las minorías.
El sádico asesinato del Padre François Mourad en Siria ha pasado desapercibido en los medios occidentales, entre ellos los españoles, tan ruines o más que sus homólogos europeos. Este anciano ermita franciscano ha sido asesinado en el recinto de su monasterio. Un grupo rebelde entró en él para saquearlo y robar todo lo hubiera de valor.
El responsable regional de los franciscanos de Siria, el Padre Halim Noujaim, ha hecho la siguiente declaración:
“Quisiera que todos sepan que al apoyar a los rebeldes sirios, Occidente apoya a los extremistas religiosos y ayuda a asesinar a los cristianos. Con esa actitud no quedará pronto ni un sólo cristiano en esas zonas”.
Los países que están armando o (queriéndolo hacer) a los islamistas en Siria deberían escuchar atentamente esta advertencia. La suerte precaria de los cristianos de Oriente, que viven allá desde hace 2.000 años, no suscita la generosidad que era de esperar de Occidente, siempre tan vigilante ante los atropellos en otras latitudes y contra otros colectivos. La cristianofobia que se ejerce en algunos países, casi siempre a manos de musulmanes, no admite comparación alguna con la supuesta islamofobia que castigaría incesantemente a los musulmanes en Europa.
Los incendios de iglesias, los asesinatos de fieles, los atentados, las humillaciones, incitan a un número cada vez mayor de cristianos a exiliarse. Ellos son las víctimas del despertar de un islam radical y de políticas de depuración religiosa que deja curiosamente mudos e indiferentes a los defensores de los derechos humanos.
Esa indiferencia es una cobardía. pero la indignación sería incluso mayor si Occidente, España incluida, se pusiera a armar a los que martirizan a las minorías religiosas en Siria y a todo el pueblo en su conjunto. Algunos consideran que hay razones para apartar a Bachar Al-Assad del poder, pero la alternativa en estos momentos no puede ser ese conjunto de bandas criminales sedientas de sangre, de terroristas internacionales y de yihadistas salidos de todas las cloacas de la barbarie islámica.
El Padre Mourad ha sido asesinado por fanáticos que quieren instaurar la sharia y expulsar a los cristianos de Siria. España no puede correr el riesgo de facilitarles la tarea a estos yihadistas enloquecidos ni envilecer el nombre y el honor de la nación española asociándose con estos asesinos desalmados.
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