Por Rubén Kaplan.- Si existía alguna duda de la cada vez mayor sumisión de Gran Bretaña al Islam, la ignominiosa prohibición del ingreso a éste país de dos de los más prominentes paladines para ponerle un freno a la islamización en EE.UU., el varias veces laureado escritor Robert Spencer y su colega Pamela Geller, disipa totalmente cualquier vacilación.
La decisión de vedar la entrada al Reino Unido, por parte del gobierno del Primer Ministro David Cameron, a Spencer y Geller, cofundadores de la organización Stop Islam In America (Detener al Islam en América), se tomó porque éstos tenían previsto participar en la marcha de repudio auspiciada por el grupo ultraderechista English Defense League (EDL) en Woolwich, escenario donde el mes pasado fue salvajemente asesinado con machetes y cuchillos el soldado británico Lee Rigby en la vía pública por dos radicales islámicos británicos de origen nigeriano que, como habitualmente sucede en atentados terroristas, invocaban a los gritos la grandeza de Alá mientras perpetraban el horrendo crimen.
Después de luctuoso episodio de Woolwich, el Primer Ministro David Cameron dijo que “el país va a ser absolutamente firme en su postura contra el extremismo violento y el terrorismo”. Escindido de la realidad, elogió a los musulmanes británicos que “contribuyen tanto a la sociedad británica” y reiteró el latiguillo falaz y desgastado “no hay nada en el Islam que justifique este acto”.
Exhibiendo su patética claudicación, el Ministerio del Interior inglés justificó a fines de junio su cobarde actitud alegando que “los discursos radicales no son bienvenidos y no permitirá conductas que no sean propicias para el interés público. “Condenamos todos aquellos comportamientos y opiniones en contra de nuestros valores compartidos y no aceptamos el extremismo en ninguna forma”. “La participación de estas dos personas no revertiría en ningún bien público”, agregó la ministra de Interior, Theresa May.
Unos días antes de la sumisa rendición al Islam, distintas organizaciones antifascistas, como Hope not Hate (Esperanza no Odio) se dirigieron a la ministra de Interior, Theresa May, solicitando que no se permitiera la entrada de dos activistas que venían al Reino Unido con la idea de vender su discurso xenófobo. Un investigador de la organización, Matthew Collins, dijo que estaba “encantado” con la decisión. “Estos dos están entre algunos de los activistas antimusulmanes más extremistas del mundo. No tienen nada que aportar a la vida en este país. “No están aquí para contribuir a las buenas relaciones con la comunidad. Sólo querían venir aquí y ayudar a la EDL generarnos más problemas. Gran Bretaña no necesita más odio aunque sólo sea por unos pocos días.”
Apenas conocida la decisión de su gobierno, el diputado laborista Kait Vaz manifestó su conformidad. “Celebro la prohibición del gobierno que impide la entrada al país a Pamela Geller y Robert Spencer. Esta es la decisión correcta. Reino Unido nunca debe convertirse en un escenario para inflamadores que promueven el odio”.
El líder de la Liga de Defensa Inglesa, Tommy Robinson, por su parte, criticó la medida y dijo que la Sra. Geller y el Sr. Spencer llegaban al Reino Unido para depositar flores en el lugar donde Rigby fue asesinado. “Es vergonzoso para la llamada tierra de la democracia y la libertad de expresión”.
“¿Cuántos predicadores del odio están viviendo en este país? Simplemente muestra qué clase de sistema de dos niveles tenemos aquí”.
No aplicando el mismo rasero, hipócritamente, el parlamentario Kait Vaz ni tampoco Hope no Hate, manifestaron su desacuerdo ni objetaron la reciente visita a Gran Bretaña del clérigo musulmán extremista Mohammed al-Arifi- que ocupa el cargo de Imán de la mezquita de la Academia Rey Fahd de la Marina, en Arabia Saudí- quien pletórico de amor dijo: La devoción a la Jihad por la causa de Alá, y el deseo de derramar sangre, para aplastar cráneos y para cortar las extremidades por el bien de Alá y en defensa de su religión, es, sin duda, un honor para el creyente.
Al respecto, Spencer opinó: “Este tipo de convocatorias abiertas, de la violencia yihadista, son aparentemente aceptables en Gran Bretaña y sólo aquéllos que se oponen a ella están excluidos”.
Según reporta SiriaNews, el Sheik Wahabita Mohammed al-Arifi ha emitido una fatwa (decreto religioso) autorizando la Yihad Sexual en Siria, encarnada en la mutah -libertinaje sexual enmascarado- (prerrogativa más usada por los chiítas) que permite a los combatientes, solteros o casados que no pueden estar con sus esposas a tener casamientos temporales con chicas o divorciadas de al menos 14 años de edad. Los “matrimonios” pueden no exceder el período de una hora en algunos casos y son seguidos del divorcio.
Los damnificados por la prohibición para entrar a Gran Bretaña, Robert Spencer y Pamela Geller, quienes me honraron respectivamente con un prólogo y comentario en la contratapa de mi libro “Tras el Velo. La mujer en el Islam”, reaccionaron con estupor e indignación cuando fueron notificados por carta de lo resuelto por el pusilánime Gobierno de Su Majestad. “Nuestro trabajo está dedicado a la defensa de la libertad de expresión y la igualdad de derechos para todos. Si eso es demasiado turbio para el Reino Unido ahora, Gran Bretaña se enfrenta a un futuro sombrío” expresó Spencer en su blog Jihad Watch.
En un golpe sorprendente contra la libertad, el gobierno británico nos ha prohibido la entrada al país. No se nos permite entrar únicamente por nuestros enunciados verdaderos y exactos sobre el Islam, el gobierno británico se está comportando como un Estado islámico de facto. “El país que dio al mundo la Carta Magna ha muerto”, comentó en su cuenta de Twitter Pamela Geller. En su página web Atlasshrugs añadió: Me han prohibido en Gran Bretaña. ¿Mi crimen? Mi dedicación a la libertad de principios. Soy una activista de derechos humanos dedicada a la libertad de expresión, la libertad de conciencia y los derechos individuales de todos ante la ley. Me opongo a la violencia y la ferocidad de la persecución y la opresión de las minorías en el derecho de supremacía. Deploro la violencia y trabajar por la preservación de la libertad de expresión para evitar el conflicto violento. Yo nunca he sido condenada por ningún delito. Yo nunca he sido arrestada. Me convertí en escritora y activista a raíz del 9/11. Por ello, mi colega Robert Spencer y yo estamos prohibidos. No derramo lágrimas. Estoy prohibida en La Meca, también.
La ministra británica del Interior, Theresa May, dijo que el hecho que yo esté en el Reino Unido “no era propicio para el bien público.” De facto, la prohibición de los que hablan en defensa de la libertad “no es propicio para el bien público.” Es dolorosamente evidente que la acción de las autoridades británicas tendrá el efecto contrario de lo que habían previsto. Han encendido una mecha. También vale la pena señalar que en toda esta cobertura mediática de la prohibición de Spencer y yo, ni un medio de comunicación me tenía que hablar de ello. Ninguno. Si lo que digo es tan atroz, ¿por qué no se me deja exponer? Lo último que el enemigo quiere es que la gente escuche lo que tengo que decir – porque las mayorías racionales, las personas amantes de la libertad estarían de acuerdo. Canal 4 se puso en contacto conmigo para una entrevista y la canceló poco después.
Nos oponemos a la yihad. Estamos contra la yihad. No somos antimusulmanes. Nos oponemos a una ideología que llama a la guerra santa, la misoginia, la persecución y la opresión de los no creyentes. No me importa quién o qué adoras. Usted puede adorar una piedra, no me haga de piedra con él. Esto es muy claro. Pero las descripciones retorcidas y coloridas de los medios que nos definen, “contra los musulmanes”, “anti- Islam”, “activistas contra la mezquita de Zona Cero”, “activistas de derecha”, “odiosos”, “bloggers islamófobos”, ” pareja antimusulmana “. Señalo esto para que la gente pueda ver cómo manipular y fabricar un relato totalmente en desacuerdo con la libertad, los derechos individuales y la razón de los medios de comunicación. Tened cuidado: La guerra en el espacio de batalla de la información se está librando.
La advertencia sobre los medios de comunicación de Geller, queda certificada por la manera que tituló HispanTV, la cadena televisiva de información y entretenimiento en español sobre Medio Oriente con sede en Teherán, la capital de la República Islámica de Irán y que también emite en parte de España por televisión digital terrestre, la prohibición de entrar a Gran Bretaña a Spencer y Geller: R.Unido impide entrada de 2 extremistas antiislámicos de EE.UU.
El final del informe es cínico, burdo, pero a la vez hilarante: Tras el asesinato del soldado británico Lee Rigby, los extremistas manipularon la tragedia llevada a cabo por dos individuos que alegan ser musulmanes, para avivar el racismo, intensificar su lucha antiislámica, y atacar a mezquitas en el país europeo.
Concluyente, Robert Spencer dijo que lo acontecido con él y Pamela Geller “es una de las decisiones más estúpidas y autodestructivas en la historia reciente del gobierno británico, que nos ha prohibido la entrada al país”. Todo el gobierno y la élite de medios están decididos a apaciguar a los que abogan por la supremacía islámica y desacreditar y silenciar a los defensores de la libertad.
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